Hay que diferenciar a las personas que voluntariamente están desinfectando y buscan empresas que son avaladas por la Seremi de Salud y tienen Resolución Sanitaria en contra de “empresas o individuos” que solo les importa tener un beneficio económico y no pensar en el daño que pueden hacer.
Las prácticas de desinfección en lugares distintos de los entornos sanitarios, como los hogares, las oficinas, las escuelas, los gimnasios, los edificios de acceso público, los centros comunitarios religiosos, los mercados, los medios de transporte, los establecimientos comerciales o los restaurantes, son importantes para reducir la posibilidad de contaminación por el virus COVID-19. Y para ello es preciso definir cuáles son las superficies que se tocan con gran frecuencia en esos entornos no sanitarios para darles prioridad en la desinfección, por ejemplo, las manijas de las puertas y ventanas, las cocinas, los planos de preparación de alimentos, las encimeras, las superficies en los baños, los inodoros y las llaves, además de los dispositivos personales con pantalla táctil, los teclados de las computadoras y las superficies de trabajo. Además de las calles, plazas y juegos y sobre todo en lugares que cohabitan muchas personas.
Todos esos entornos llevan principalmente por miedo y falta de conocimiento a las personas a tomar medidas desesperadas. En este sentido hay que diferenciar a las personas que voluntariamente están desinfectando y buscan empresas que son avaladas por la Seremi de Salud y tienen Resolución Sanitaria en contra de “empresas o individuos” que solo les importa tener un beneficio económico y no pensar en el daño que pueden hacer.
Es tal la gravedad de la situación que empresas que se dedican a la limpieza, a la jardinería, al mantenimiento de piscinas, entre muchos otras, se autoproclaman especialistas en desinfección. El oportunismo lleva hasta tal extremo que proveedores de distintos tipos de maquinaria, como hidrolimpiadoras, pistolas de alta presión para pintar, depósitos de productos químicos están animando a sus clientes para que hagan labores de desinfección.
Desde que estalló la pandemia, constantemente, se están repitiendo malas prácticas, como camiones y tractores fumigando calles, personas que aplican desinfecciones con vapor y otras que ofertan desinfecciones contra el coronavirus utilizando productos con poder bactericida y fungicida, pero no viricida.
Chile solo avala a empresas con Resolución Sanitaria otorgada por el Seremi de Salud. Todo lo demás es un delito que se está cometiendo solamente por buscar un beneficio económico sin importar los protocolos que exige la autoridad sanitaria y efectuar una desinfección contra el virus Covid19 no utilizando los productos, ni las técnicas adecuadas correctamente y menos garantizar un producto por más de 15 días.